El sector de la industria conservera, ya sea de verduras o pescado, se caracteriza por una alta demanda energética.
La existencia de una gran variedad de autoclaves para procesos como la esterilización hacen que requieran importantes cantidades de vapor industrial.
En su mayoría, las fábricas de conservas utilizan calderas que funcionan con gas natural o gasoil para dar servicio a sus líneas de producción dada la facilidad en el acceso a estos combustibles y lo compacto de este tipo de calderas.
Sin embargo, los acontecimientos sanitarios y geopolíticos de los últimos tiempos han conferido a los precios de los combustibles una gran inestabilidad. Además, la ampliación de las actividades sujetas a los derechos de emisión de CO2 trasladará cada vez más costes a las empresas que no vigilen su huella de carbono.
Por todo ello, la opción de una caldera de biomasa es una de las alternativas más rentables para la industria de las conserveras dado su corto periodo de amortización.