Las cámaras de generación de gases calientes para secado mediante combustión de biomasa son la alternativa fiable y económica al Gas Natural.
El Marco sobre clima y energía para 2030 establecido por la Unión Europea contempla, entre otros objetivos, la reducción de hasta un 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero (con respecto a 1990).
Este desafío no será posible sin la descarbonización de parte de la industria europea.
En la actualidad, son numerosos los procesos industriales y agroindustriales que precisan la reducción de humedad o secado en sus productos para facilitar la elaboración y comercialización de los mismos.
- La producción de pellets destinados a calefacción exige un secado de la madera hasta valores entorno al 10% para hacer posible su fabricación.
- Del mismo modo, la deshidratación de forrajes o herbáceos para el consumo animal como la alfalfa, la paja de cereal o el maíz ensilado precisa de una reducción de humedades hasta el 12-14%.
En las plantas de secado de biomasa con gases de combustión, el secado directo suele realizarse mediante un trómel o secadero rotativo, en cuyo interior se introducen productos como serrín húmedo, alfalfa o paja de cereal.
Por el interior del secadero rotativo se hacen pasar los gases calientes, los cuales evaporan el agua y reducen la humedad del producto.
Los gases calientes se generan mediante combustión en cámaras u hornos industriales. Existen dos posibles tipos de combustibles, los fósiles como el Gas Natural o las biomasas de distintas calidades.
En la actualidad, la combustión con biomasa para la generación de gases de combustión para secado es una alternativa económica, fiable y eficiente que disfruta de numerosas ayudas de la administración y goza, además, de una estabilidad de precios de la que no pueden presumir los combustibles fósiles, cuyo coste llega a fluctuar hasta un 25% de un año a otro encareciendo los costes de producción.
Fuente: MIBGasLas cámaras u hornos de combustión con biomasa para la generación de gases calientes para secado gozan de décadas de desarrollo y son capaces de manejar una gran variedad de combustibles con grandes porcentajes de humedad y contenidos de cenizas y son capaces de sustituir al gas natural como combustible.
Pellet de paja, cáscara de almendra, poda de vid, orujillo, cortezas de árboles y otros residuos de madera son solo algunos de los combustibles que las cámaras de combustión son capaces de quemar y cuyos precios son en ocasiones simbólicos, cuando no un subproducto del propio usuario.
En los últimos tiempos, se están empezando a considerar otros combustibles alternativos como CSR (combustible sólido recuperado) o CDR (combustible derivado de residuo).
La oferta de cámaras de combustión para biomasa varía desde las más económicas, tipo horno de afloración, hasta las avanzadas, de parrilla móvil o de empuje, con un alto nivel de automatización incluyendo la extracción de cenizas automática en continuo, visión artificial aplicada a la combustión, alimentación automática y supervisión remota online.
Estas prestaciones hacen que la interacción humana con la máquina se reduzca al mínimo y, por tanto, se reduzca el personal encargado de su funcionamiento en cada turno.
Es importante a la hora de la selección del equipo, tener en cuenta factores como el tipo de combustible, su humedad, la granulometría y las horas esperadas de funcionamiento para un máximo aprovechamiento de los gases de combustión.
Por tanto, las cámaras de combustión con biomasa se convierten en la actualidad en una alternativa fiable y económica que permite ahorrar coste de producción, siendo capaz de amortizarse la inversión en periodos en torno a los 3 años.
Alex Mas
Director de desarrollo de negocio en Sugimat